AZAFRAN PULIDO. ESTRENO EN EL JOTA:

La cita fue difusa. Una tasca por aquí, un cafelito por allá. Nunca los mismos, siempre los de siempre...

Y así fue tomando forma, lo que para nosotros suponía nuestra primera experiencia extramatrimonial. Los Azafranes parecían gente de bien, sanos y aseados, con un bagaje artístico considerable y un eclecticismo que rallaba lo insólito. Por una o por otra, estábamos destinados a entendernos tarde o temprano. El acuerdo al que llegamos decía más o menos que, a partir de la fecha, nosotros, Corazón Pulido, íbamos a encargarnos de la parte escénica y artística de ellos, Variedades Azafrán. Como ya va siendo habitual, nos comprometimos a ello sin pararnos demasiado a evaluar las consecuencias. Tampoco creo que ellos supieran donde se estaban metiendo, pero nos hizo gracia a todos y convenimos.

(...)

¡Por fin una fecha de concierto en Josealfredo! San Pato había dado su bendición y es más, su confianza avalaba nuestra quimera abstracta. Manos a la obra. Faltaban sólo dos semanas y debíamos encargarnos de toda la parte escénica, vestuario y elaboración de programas informativos acerca del show.

Fuimos una noche a inspeccionar el espacio. Pablo nos atendió muy amablemente y en una hora más o menos habíamos liquidado la disposición que iba a tener la puesta en escena. La cosa iba así:

- Lámpara vieja

- Pick up & vinilos

- Teléfono viejo

- Mantel de abuela

- Ropa & complementos

La producción fue sencilla; un par de favores y listo. Aun así, pecamos de novios, pues a tres días vista todavía no habíamos diseñado los programas, y distintas ocupaciones, nos mantenían literalmente apartados de tal cometido. Por gracia divina, el frontman del trío agarró una gripe que nos dio a todos un margen de collejas para ponernos la pila. Una vez metidos en masa, con dos semanas más por delante, ya sí, cumplimos nuestra parte del contrato, diseñamos el programa, junto con unos broches santos y hasta compramos caramelos de violeta para ser repartidos durante el recital a modo de performance gastronómica (este término petulante se lo quiero dedicar a nuestro fan número uno, One Dragones. Gracias Juan, qué sería de nosotros sin tu sarcasmo sempiterno)

El día del show llegó como una marejada. Nervios sí, pero mucha confianza depositada, en lo que ya empezábamos a considerar como unas bodas de lata. Como era de esperar, músicos y artistas llegamos tarde al previo. Dio igual, porque hubo margen suficiente para montar, vestir y salir a tocar. Lo que el público no sabe, es que Guillermo, el hombre polivaliente, andaba afeitándose cinco minutos antes de salir a escena en los sótanos del Josealfredo, justo debajo de las masas de fans que ya abarrotaban con gritos, humo y cerveza los salones principales. ¿¡Dónde carajo se ha visto que el tango lleve barba!?

Fuera luces, Pato manda callar, suena “Amarcord“ en en el tocata y como una marcha antigua, el trío azafranero atraviesa el público y pisa las tablas. - Buenas noches, dramas y caballeros, es un honor para nosotros... -

La actuación resultó exitosa. La intimidad del espacio ligó bien con la entrega del conjunto. Momentos brillantes como el canto del butanero o una loa a la patineta para voz & homo organillus confirman mi tesis. El himno a Josealfredo, entonado como primicia, es ya un hecho consumado para toda la corrupia tabernaria.

Al final, se sucedieron los elogios, se reconoció el esfuerzo y se brindó con sonrisa. Amigos, familiares, anónimos y desertores arrepentidos, se aglutinaron fastos, en lo que Rafa - el cantor - dio en llamar de forma magistral, “el salón fuera de casa“. La noche fue antológica y como tal, se cerro unas horas más tarde, con unos cuantos menos, algo más tocados que de costumbre.

Gracias a todos. Esperamos veros en el próximo acontecimiento.