El ritmo de Enero fue implacable. De Carabanchel a Lavapiés. ¿Se pué ser mas casto?
Y de nuevo ahí estuvimos, los pulidos, con la gráfica y algún cacharro, animando el show en el Local de Manu.
A resaltar: la incorporación del maestro Rodrigañez, quien hizo vibrar a la parroquia con una tormenta de graves.
Quien vino, repitió, como alimaña, entre sombras y se embriagó del sonido antiguo que trae nuestra banda favorita.
¡Larga vida al atavismo subterráneo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario